11
NOV
2019

Clausura visita pastoral



CLAUSURA VISITA PASTORAL

OBISPO Juan Antonio Martínez Camino

            

Cientos de años tenía, de miles de arrugas gozaba, los brazos abiertos tendía, con besos eternos besaba. / ¿Y siempre de limpio vestía? A veces, también se manchaba… en tantos siglos de vida, la mezcla de todo se daba. / ¿Una? ¿Santa? ¿Católica? ¿Apostólica? / sí, estas cosas de sí misma decía, cuatro verdades su seno engendraba, madre de todos nos parecía… ¡La esposa de Cristo! Que así se llamaba.

         

    Querido Señor Obispo: Sí, así es nuestra Iglesia, llena de arrugas y años por el paso del tiempo, con alguna mancha por el desorden y pecado en nuestra condición humana, pero con los brazos abiertos, dispuesta al beso y el abrazo, mientras nos creamos, de verdad y sin reservas, que siempre es tiempo para la misericordia y el perdón.

   Gracias, don Juan Antonio: por venir a recordarnos, al Bautismo del Señor, que sin bautismo no somos nada.

   Gracias por decirnos, el primer día, también a padres y catequistas, que la importancia de hacernos niños radica en confiar en el Padre eterno, como los pequeños lo hacen y no dudan de sus propios padres y madres.

    Gracias por arrancar a los adolescentes palabras suficientes para salir de su timidez, y de la duda. Por esas otras a los jóvenes post-universitarios y nuevos profesionales, llenas de ánimo, pero también de vida y ciencia. Gracias por su proximidad con los miembros de los talleres de Biblia, su saber nos ha quedado patente, sirva para seguir estudiando y amando nuestro Libro Sagrado. 

   Gracias por su simpatía y empatía, por rezar y cantar con los mayores, en la capilla del puente. Por arrancarse, al despedirse en la residencia de ancianos, con ese “Asturias, Patria querida” que por un momento me creí en Oviedo, sin ser invitado, en la entrega de los Premios Princesa de Asturias, otorgado precisamente este mismo fin de semana. Por cierto, siendo usted Asturiano, un detalle nos faltó: la gaita. Se la pedí al de la sidra, al gaitero, pero estaba por el mundo entero. 

    Gracias por sentarse con la suma de los dos Consejos, aconsejando, que ese es su sentido primero y último. Gracias por ver en la Adoración Nocturna, y en sus hombres y mujeres, la luz que necesita constantemente el mundo, algo que solo es posible si nos ponemos de rodillas ante la custodia. 

    Gracias Monseñor por ese rato tan Carismático con la Renovación, por esas palabras sobre la idolatría del hombre que aparece y desaparece, y sobre el Espíritu de Dios que siempre se queda y nos acompaña. Agradecidos, también, por su interés por nuestra formación, y encantados con sus pinceladas tras la proyección sobre “El Perdón” tan necesario en nuestros días. No queremos olvidarnos de su encuentro con nuestra Pastoral Familiar y de su interés sobre el proyecto Amor conyugal, que ha nacido con fuerza entre nuestros matrimonios.

   Finalmente, gracias en el día de hoy por el Sacramento de la Penitencia administrado hace breves momentos, la confesión siempre es y seguirá siendo el cumplimiento de la Parábola del Hijo Pródigo y del abrazo con su Padre Bueno. Bautizados y enviados, ese es el lema de hoy, domingo día del Domund, y ese es el que quiere para sí la parroquia, honrados por tener tan digno nombre: Bautismo. No es cualquier cosa, hablamos del Bautismo del Señor. Gracias en nombre de nosotros, sacerdotes, porque hemos podido disfrutar de un Sucesor de los Apóstoles.    

Ignacio Luis de Orduña Puebla


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